Tuesday, January 03, 2006

¿Primeros principios de una ciencia muletológica?





La disciplina que aquí, con bombos y platillos, hemos bautizado Muletología, investiga, en principio, las cualidades muletológicas de cualquier estructura ósea (se halle ésta en cualquier zona de la realidad, la experiencia o el discurso). La egrégora médica que puede advertirse en las categorías utilizadas por esta disciplina no debe prestarse a engaños: su aplicación en el campo de la anatomía sólo es un aspecto local del alcance global de las mismas. Las estructuras óseas se hallan en cualquier parte, y quizá sea gracias a esta particularidad que es posible entender el funcionamiento mismo del individuo: la Naturaleza entera es, y tendrá que ser, estudiable desde estas categorías.
Cabe, entonces, comenzar por la enunciación de los aspectos más relevantes de una estructura ósea.
Muletológica 1

HUESO:
Anatomía. Órgano formado predominantemente por tejido óseo. En su constitución entran otros tejidos, los cuales forman el periostio, rellenan la cavidad medular y los espacios intertrabeculares y constituyen la red vascular y nerviosa del hueso.
Además, debido a su rigidez, los huesos son aptos para actuar como palancas indeformables y como puntos de inserción y de apoyo de los músculos, cuya actividad puede de este modo poner en movimiento los diversos segmentos del cuerpo y todo el individuo.
Fisiología. Formación del hueso: La mayor parte se desarrolla a partir de un esbozo cartilaginoso que, posteriormente, se osifica (osificación condral o por sustitución); otros surgen directamente del tejido conjuntivo sin formación de un modelo cartilaginoso (osificación conjuntiva o membranosa o directa).
Las expresiones resaltadas en verde son clave en la disciplina muletológica y serán sin duda retomadas en posteriores análisis. Se recomienda al eventual estudioso de estas materias prestarles particular atención y fijarlas en la memoria.
Ahora bien, existen dos tipos de patologías óseas fundamentales para la muletología: el Hueso en mosaico y la Osteonecrosis.
La primera reviste particular importancia en lo concerniente al Deshuesado (otra noción importantísima para nosotros, sino una de las más importantes, y que lentamente irá entrando en escena): la capacidad del huésped de sí mismo para reorganizar segmentos de su im-propia cosecha. La mencionada patología es una alteración típica de la enfermedad de Paget, caracterizada por una disposición anormal y desordenada de las trabéculas óseas, debida a un irregular y masivo reamoldamiento del hueso, con alteración de los procesos normales de reabsorción y neoformación ósea.
En la segunda, como su nombre lo indica, un pedazo de materia ósea sufre un deceso, definitivamente. Un fragmento del hueso muere, o -dicho en criollo- estira la pata. El carácter sacrificial del hueso se advierte, aquí, en el pleno desarrollo (dulce oxímoron) de su muerte. Cuando en el hueso se produce una simple fractura, asistimos a la formación de un callo óseo que hará las veces de unión de las partes así seccionadas. Pero en el caso de una osteonecrosis, la prótesis de la materia muerta ya no puede estar encarnada por un callo óseo, sino más bien por una exo-prótesis o muleta externa, extra-dérmica (entalcada, la muleta resulta casi indiscernible del hueso). Cuando la muerte del hueso (y el relevo de la función o escenificación) es determinada por un agente piógeno, el segmento óseo necrótico es denominado secuestro.
A decir verdad (que es casi mentir), la exo-prótesis o muleta puede y debe ser presentada como endo-prótesis o muleta interna, intra-dérmica (mientras que la exo-prótesis es aplicable a la simple fractura), operando así una sustitución de la ausencia ósea al sintetizar las partes residuales del hueso mediante un elemento metálico. Esta metálica muleta interna no difiere en esencia de un callo óseo. La posibilidad de sustituir natural o artificialmente (nueva indiscernibilidad) la parte ausente de un hueso mediante otro hueso llama nuestra atención sobre el carácter muletológico o de prótesis de cualquier hueso. Los huesos vienen a sustituir, en la osificación, un vacío arbitrario o un esbozo cartilaginoso. Los huesos vienen también a sustituir huesos necróticos, cumpliendo así la misma función que las muletas.
De acuerdo a nuestro análisis muletológico preliminar, es forzoso enunciar el Primer Principio de la Muletología:
Primer Principio muletológico:
Los huesos son esquemas de sí mismos, huéspedes e intrusos, una sustitución al infinito glamorosamente disimulada por un poco de talco y cosmetología osificadora.
Por eso, recordando que la escritura no cesa hasta que usted deja la lectura, me permito abandonarla inconclusa.
Los fotomontajes son cortesía de La Madre_Res.

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